Respuestas-Sobre distintos estados en la práctica de la oración
Te saludo a ti y a todos tus amigos invocando el Santo Nombre de Jesucristo.
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Sobre la oración y su vínculo a la respiración
Se comienza por descartar la multitud de pensamientos, haciendo centro en la repetición del Nombre de Jesucristo, en el marco de una frase de oración o con la sola palabra. Esta paulatina unificación de la mente, produce luego una rítmica respiración, serenos sentimientos y una mayor percepción del músculo cardíaco, que es el verdadero centro de la atención y la ciudadela del alma. En nuestra cultura, se identifica a la persona con la mente y eso es un error. Si tenemos que situarnos debemos referirnos al corazón. Por eso esta oración lleva al encuentro con uno mismo, en Dios, cuando corazón, respiración y Santo Nombre se fusionan.
Pero eso es para otro momento. Respondiendo finalmente la pregunta: En general, ha de empezarse por la tranquila repetición de la frase de la oración (mental o vocal) y luego, se descubrirá una relación inmediata de esta repetición con el ritmo respiratorio que ya habrá encontrado su cauce.
Como supe decirte en otro mail, cada alma tiene sus particularidades y es posible que algunos prefieran y les sirva empezar poniendo la atención en la respiración para luego imprimirle encima de ella el Santo Nombre. Son modos. Leer la Filocalia (mejor compendio existente sobre la oración de Jesús) es asistir a diferentes formas, que a veces parecen contradecirse. Nada de eso. Es solo que somos todos diferentes en algunas cosas e iguales en otras. Por eso, es difícil ser perseverantes en este camino sin orientación personal, particular. Aún con las limitaciones que nos son propias, esa carencia tratamos de paliar.
Esteban de Emaús
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Sobre la acción
4-Invocando a Jesucristo trato de responderte esta pregunta.
Pero es de mucho interés si se puede sostener un voluntariado semanal de la preferencia de cada quién.
Los monjes del desierto de los primeros tiempos del cristianismo, hacían cestas que daban a los pobres para su venta por ejemplo. O acudían a asistir algún enfermo. Cualquier actividad, por mínima que sea, que nos obligue comprometiendo el cuerpo y la conducta a servir a los demás, es un buen "cinturón" que nos mantendrá ajustados a la vida de los hermanos que nos rodean y que están a lo mejor alejados de la vida contemplativa.
Además, es bueno "poner a prueba" el silencio adquirido. Porque no se ha probado lo que no se ha sacado al medio. Una nueva medicina puede ser muy buena en el laboratorio, pero recién se aprueba cuando se la experimentó en las personas. Del mismo modo, la tranquilidad lograda en la celda, en nuestra soledad, debe mantenerse cuando nos rodea el tumulto y la agitación. Sino es una paz todavía dependiente de la circunstancia. Lo que nos debe impulsar a profundizar aún más la oración.
Ahora, quién no tiene este problema de conciencia, a quién esta pregunta no se le ha suscitado, que no se preocupe, porque quizás no es el momento adecuado para iniciar un apostolado externo. Cada alma es particularísima. A lo mejor, alguien se está iniciando en la oración y encontrando en ella paz y quietud nuevas. Forzarse a un voluntariado quizás lo saque de centro dificultándose luego el regreso. La oración es en si misma un apostolado. Del mismo modo que una actividad apostólica activa, es oración. Aquí lo importante es la voz de espíritu que nos impulsa y nos llama a una u otra actividad. Como el caso de esta hermana, que quizás deba hacer algún voluntariado y ver si de ese modo acrecienta la paz de su corazón.
La actividad con enfermos graves, moribundos no es nada fácil y tampoco todos están llamados a ella. Simplemente hago mención, a que es uno de los apostolados activos más compatibles con la contemplación y con la oración de Jesús. Esto por varias razones. Por ejemplo: Los enfermos necesitan que los acompañe alguien que sepa escuchar, o que permanezca en silencio, alguien que sepa orar con profundidad interior. ¿No quisiéramos nosotros que en nuestro lecho de muerte, alguien que repita el Nombre de Jesucristo en su corazón, estuviera a nuestro lado? ¿Aunque solo nos tome de la mano?
La presencia de la muerte inminente es un acicate excelente para la oración profunda en el corazón. Uno se sitúa ante las cosas desde otra perspectiva.
Lucas 24, 28-32
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Sobre los cambios en nosotros al practicar este tipo de oración
5-Estimado amigo, te saludo invocando el Santo Nombre.
Lo que me preguntas es amplio, porque muchos son los cambios a través de los años durante una práctica sostenida. Sin embargo, te cuento algunos que destacan:
-Una paulatina disminución de las necesidades.
Lo que se consideraba imprescindible deja de serlo. Uno encuentra mucha independencia de aquellas cosas que a otros preocupan mucho. Se nota mucho en lo material. Uno se contenta con menos naturalmente. Es que al estar en un buen estado espiritual debido a la tranquilidad que brinda la oración, no se busca el gozo derivado de los objetos, que aunque fugaz, en general es el único que se conoce.
-Un aumento general de la atención y la claridad perceptual que de ellos deriva.
Uno puede escuchar a los demás con mucha mayor atención por ejemplo. Esto debido a que no se está tan ensimismado en el "yo". Este "yo" suma de deseos e insatisfacciones e inquietudes varias hace de velo que oculta lo real.
A veces se ha hablado de la Kardiognosia mencionando el conocimiento que los antiguos staretz tenían de los que acudían a conversar con ellos. No sé cómo será eso. Lo que sí se es que al atender al otro con toda disposición uno percibe cosas evidentes que antes no percibía por la distracción en que se encontraba.
Esta claridad de los sentidos, que parecen "limpiados" por la oración es muy gozosa al percibir la naturaleza por ejemplo. Y uno llega a tener experiencia personal de lo que decía un famoso escritor cartujo: "El contemplativo se extasía ante lo que los demás pasan con indiferencia". Eso lo expresa muy bien.
En los primeros tiempos de oración intensa una de las sorpresas que tuve fue la percepción de las nubes en el cielo. Yo no podía creer que semejante belleza hubiera estado ante mí tantos años y yo apenas la percibiera. Eran unas nubes novedosas, increíblemente plásticas y deslumbrante maravilla. Empecé a sentarme fuera de la celda para ver ese paisaje de cambio continuo.
Este punto resulta de mucho provecho, porque la existencia de Dios, en cierto modo se hace tan evidente para uno debido al "espectáculo" natural, que vivir junto a Él no resulta una entelequia sino una evidencia. Uno se encuentra en un mundo de maravilla, la bondad de Dios se hace muy elocuente y se agudiza la capacidad de ver a lo que suele llamarse doloroso como el proceso necesario de la conversión.
"Una clara distinción de lo esencial con respecto a lo accesorio"
Uno tiene clara conciencia de lo que es importante en la vida de lo que no lo es. Se simplifica mucho todo. Dos, tres cosas de relieve y con sentido, no más hay en la vida. Lo demás resulta mampostería intercambiable al modo de los teatros ambulantes. Esto permite concentrar las propias fuerzas en aquello que vale la pena y ahorra tiempo y energía para la contemplación.
Espero haber respondido en parte tu inquietud.
Te mando un abrazo, invocando a Jesucristo, fuente de paz verdadera.
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Sobre el silencio profundo
Me alegro mucho de tu práctica y de lo que me cuentas. Ese paso de la repetición de sonidos a la oración sentida hacia la persona de Jesús, es un don inestimable.
Me dices: Me siento dos veces por día en silencio, y en ese momento ya es otra cosa, pues comienzo con la plegaria pero me invade la respiración, y termino quedando en silencio. Cuando me distraigo vuelvo a la plegaria.
Yo te digo: Está muy bien así, como lo haces. La oración es un medio hacia el silencio. Uno ya no llama al que se ha hecho presente, sería hacer ruido en la casa del Señor. ¿En ese silencio que describes, sientes su Presencia callada y amorosa? Entonces no debes aplicarle nada a ese silencio. Y cuando te distraes vuelves a la plegaria como si se tratara de una escalera ascencional o de un llamar a la puerta del silencio nuevamente. Sigue así.
La respiración consciente es oración, pero te digo más: Estar consciente es oración. Pero claro habría que tomarnos el tiempo en alguna carta en abundar a que nos referimos con consciencia. Sin embargo en síntesis puedo decirte que estar consciente y estar en la Presencia son lo mismo. Estar consciente de si mismo en lo que tradicionalmente se ha llamado "conciencia de si" no es distinto a la vivencia de la Sagrada Presencia, porque uno se da cuenta que está sostenido en Dios en todo momento. Uno percibe a Dios como el tejido en el cual todo se enlaza de modo perfecto. Se produce la coincidencia de los opuestos.
Fíjate solamente que ese silencio no sea un sopor que haciéndose pesado lleve al sueño de continuo. Eso no está mal pero no es el silencio al que puede acceder quien profundiza la práctica.
El silencio al que nos referimos es mas bien una plena atención despierta y pacífica con el cuerpo en total relajación y "como dormido", esto es, sin molestias y en vibración tenue y cálida.
El cuerpo se relaja sin esfuerzo como resultado del nivel en el que la conciencia atencional se está moviendo. Tu sabes: Lo dijo el monje Nicéforo: "En la atención yace el poder de resistir todo lo que pueda venir".
Te mando un saludo fraterno invocando a Jesucristo, fuente de paz verdadera.
Esteban de Emaús
Lc. 24, 28-32
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Si pierdo la oración
7-Me sucede con cierta frecuencia que pierdo la intensidad y la frecuencia en la práctica de la oración de Jesús. ¿Qué puedo hacer?
Puede hacerse algo interior y algo exterior.
En lo interno, conviene preguntarse… ¿en dónde estoy poniendo la fe en lugar de ponerla en Dios? Porque ocurre que suele coincidir la pérdida de la intensidad y frecuencia en la oración, con un deslizarse nuestras expectativas hacia lo de afuera, hacia lo externo, depositando en alguna cosa, persona o situación la fe.
Es una especie de creencia o de afirmación mental que sostiene que nuestro bienestar y felicidad vendrán, si aquello o esto, ocurre en nuestra vida. No es nada extraño, es lo que acontece con la sociedad en su conjunto. Un estar buscando en la vida de los sentidos físicos lo que falta en los sentidos espirituales.
Es una reflexión que conviene hacer un momento. Es preciso recordarse que la solución a las carencias surge por una apertura de los sentidos espirituales a la percepción de la divina presencia y no por una creciente satisfacción de los apetitos.
La palabra “recordar” que significa vuelta al corazón a la vez que volver a unir es muy significante. Todos tenemos experiencias de un estado de particular unión con aquello que anhelamos en lo profundo. Recordarlas para volvernos a fundar cuando estamos “salidos de nosotros mismos” es importante. Cimentarnos allí.
En cuanto a lo exterior, si se ha perdido un poco el hábito de la práctica o si cuesta retomarlo, sugiero empezar caminando. Darse una larga caminata, un paseo bueno y tranquilo repitiendo la oración mientras se respira distendido, a fin de reconectar con el sentido y el gusto por la oración de Jesús.
Eso suele bastar si previamente se ha reflexionado en el sentido indicado.