Respuestas-Sobre distintos estados en la práctica de la oración

Respuestas

1/2-Trato de responderte según lo que percibo en tu pregunta. Es algo importante.

Llegar al corazón, como recinto interno, corporal y espiritual a un tiempo, donde habita la luz de Cristo inmaterial, pero perceptible claramente aún en esta tierra, es un bien inestimable, porque brinda una paz inalterable, que no se inmuta ante los vaivenes de las circunstancias.
Ahora bien, como decía un Padre ya fallecido que nos daba charla cuando jóvenes: "esto no tiene por qué ser más sencillo que recibirse de letrado o de ingeniero."

Sin embargo sabrás por lecturas, (Filocalia) que allí se dice que es un camino rápido que sin fatiga y sin dolor, conduce al corazón. Esto es cierto en cuanto a que, si se hace como se debe, en relativamente corto tiempo brinda frutos claros. Pero otra cosa es la consolidación de la oración. Para ello no hace falta fatiga y dolor pero sí una firme determinación, una decisión clara de progresar hacia la meta. Si quieres, la misma determinación que los estudiantes adoptan antes de un examen. Pregunta en vuestros grupos...¡Cuántas horas han estudiado antes de aquella materia aprobada? Verás que varias. y...¿Cuántas horas de oración tan concentradas se ha efectuado? Verás que en general, el esfuerzo aplicado con permanencia es menor.

¿Pero es que se valora más una materia que la oración? No. Lo que sucede es que uno sabe que si almacena en la memoria los datos de la materia será aprobado con toda probabilidad. Es decir, se tiene fe que a cierto nivel de estudio se aprueba. Y no se tiene la misma fe en que repitiendo una frase, vaya a alcanzarse la impasibilidad, conocida como apáteia, que no es indiferencia sino paz imperturbable. ¿Comprendes?

Mi humilde tarea asignada, en parte, tiene que ver con ello. Dar testimonio que permita creer hoy en día en la veracidad de este camino. Simplemente decir... Su Nombre salva y es cierto y comprobable. Otros caminos son también muy eficaces. Del mismo modo que en el estudio, es posible atravesar etapas de tedio, o donde uno no percibe progreso sensible, aunque si continúa a nivel espiritual. Los primeros tiempos, no debe evaluarse el progreso a nivel sensitivo, porque sería una evaluación muy parcial. Somos mucho más que los sentidos. Pero es cierto que la experiencia de vida nos llega a través de ellos. Pero no olvides, que los sentidos son los corporales y los espirituales. Con los corporales percibimos el rico sabor del dulce por ejemplo y con los espirituales lo ético de una acción, la bondad de una persona etc.

Los primeros frutos de la oración de Jesús son simples. Uno se torna mejor persona. La gracia actúa de modo no reconocible sino en proceso. Uno mira hacia atrás luego de un tiempo y dice...mi vida ha mejorado... trato mejor a los demás, sufro mucho menos lo que antes me desesperaba, necesito menos cosas, no me asusta el silencio, etc.
Todo esto que te digo, un poco más extenso que lo deseable, es para esa sensación de estancamiento que me comentas. Quién se dispone a esto debe prepararse para un trabajo intenso de varios años. Varios años pasan hasta que uno se da cuenta que no puede vivir sin repetir la oración del Nombre de Jesús. Varios años pasan, hasta que olvidarla se hace inconcebible. Sencillamente sería como no respirar. Puedo decirte que esto es el cielo en la tierra. Se hace real aquello de que el Reino esta aquí.

Pero es parte de la puerta estrecha de la que habla El Señor, claro que sí. Lo estrecho es ir renunciando a los propios vagabundeos mentales que identificamos como nosotros mismos desde muy pequeños. Es más, uno debe sentirse llamado a esta simpleza, de otro modo hasta resulta ofensivo que a uno le digan: "Deje de lado sus pensamientos". No es que todo lo que uno piensa no sirva, es que en general, no se piensa, se divaga. Se que vuelvo sobre lo que te decía en mi carta, pero vale la pena.
Pensar es ordenar, clasificar, inferir con una tesis a la vista, deducir con método y eso esta muy bien. Pero es muy raro que se haga. Pensar es casi ciencia. Divagar es sueño y dilatación del cuerpo que habla San Pablo en los textos evangélicos que te recomendé.

En cuanto a la angustia, el descontento y demás, las causas por supuesto no radican en la oración (tal vez la oración permite advertir esos estados) sino en contradicciones interiores no resueltas. Uno suele tener claro lo que debe hacer, sin embargo hace otra cosa. En cualquier orden de la vida. Por eso es que te decía que hay cosas particulares que cada uno que desee podrá escribir o comunicar en privado o como deseen. En general te digo:

Nos olvidamos que la existencia toda, todo lo que somos, pensamos, sentimos y hacemos, todo lo que hemos concebido e imaginamos... toda la existencia nos ha sido dada gratuitamente y con un sentido profundo que nos sobrepasa en comprensión, más allá de lo revelado y aceptado. Entonces, como nos olvidamos de ello, nos quejamos, nos frustramos por querer algo que no se da, andamos como fastidiados... nuestro papel es similar a aquel que viviendo en casa prestada generosamente, increpa al benefactor por la mancha del piso de parquet en el rincón.

¿Sabes? El fastidio, aburrimiento, sensación de frustración, angustia, ansiedad, estancamiento y otras por el estilo son muy útiles. Todas esas sensaciones le avisan a uno que no está atento a la Presencia del Señor. Esta presencia no es un "saber que Dios existe", sino un sentirlo presente en la mirada, en el aire, en los sucesos que discurriendo tienen un lenguaje particular que sigue redimiendo todo y a todos. Dios existe. Vive y está presente. Tu sabes...en Él nos movemos y existimos...eso puede ser una experiencia personal permanente y no ocasional, fugaz y nunca repetida.

Cuando se repite el Nombre, se hace más intensa la Presencia de Cristo que siempre está presente. ¿Por qué? Porque doy mi consentimiento a su acción. Entonces Él actúa.
Más allá de lo que mi ego crea conveniente. La purificación se va produciendo según Su gracia.

Te saludo a ti y a todos tus amigos invocando el Santo Nombre de Jesucristo.

Esteban de Emaús

Lucas 24, 28-32

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Sobre la oración y su vínculo a la respiración




3-Trato de contestarte esta pregunta sobre la respiración.
Respiración y movimiento mental son lo mismo. Y he aquí, que movimiento mental y emociones son lo mismo. Por tanto, la respiración, la mente y la emoción forman un continuo inseparable en la práctica.

Las personas lo diferenciamos según el órgano de manifestación del fenómeno, pero eso es una diferenciación para mejor comprender la experiencia. Nos decimos: Esto es un pensamiento, esto un sentimiento y esto es respirar. Sin embargo, en la experiencia, son lo mismo. A un pensamiento agitado le acompaña una respiración alta, corta y alterada de la misma índole y emociones afines al tipo de imágenes que se estén produciendo. Basta recordar aquella ofensa del pasado con nitidez, para que observemos las correspondencias en la respiración y las emociones.

Por cierto, nada esta aislado en nosotros. Todo relacionado. Así que no sorprende que los latidos del corazón también se encuentren enganchados con esto de las emociones y la presión arterial y demás consecuencias biológicas. Hay quién serena la respiración para calmar su mente, corazón y sentimientos. Otros, tratan de recrear emociones bondadosas para producir las consecuencias deseadas. El camino de la oración de Jesús, da la primacía a la unificación de los contenidos de la mente.

Se comienza por descartar la multitud de pensamientos, haciendo centro en la repetición del Nombre de Jesucristo, en el marco de una frase de oración o con la sola palabra. Esta paulatina unificación de la mente, produce luego una rítmica respiración, serenos sentimientos y una mayor percepción del músculo cardíaco, que es el verdadero centro de la atención y la ciudadela del alma. En nuestra cultura, se identifica a la persona con la mente y eso es un error. Si tenemos que situarnos debemos referirnos al corazón. Por eso esta oración lleva al encuentro con uno mismo, en Dios, cuando corazón, respiración y Santo Nombre se fusionan.

Pero eso es para otro momento. Respondiendo finalmente la pregunta: En general, ha de empezarse por la tranquila repetición de la frase de la oración (mental o vocal) y luego, se descubrirá una relación inmediata de esta repetición con el ritmo respiratorio que ya habrá encontrado su cauce.

Como supe decirte en otro mail, cada alma tiene sus particularidades y es posible que algunos prefieran y les sirva empezar poniendo la atención en la respiración para luego imprimirle encima de ella el Santo Nombre. Son modos. Leer la Filocalia (mejor compendio existente sobre la oración de Jesús) es asistir a diferentes formas, que a veces parecen contradecirse. Nada de eso. Es solo que somos todos diferentes en algunas cosas e iguales en otras. Por eso, es difícil ser perseverantes en este camino sin orientación personal, particular. Aún con las limitaciones que nos son propias, esa carencia tratamos de paliar.

Te saludo y a tus hermanos invocando a Jesucristo, fuente de verdadera paz.

Esteban de Emaús

Lucas 24, 28-32

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Sobre la acción




4-Invocando a Jesucristo trato de responderte esta pregunta.
Por una parte, cuando la Hermana dice: "con esta transformación que se está produciendo en mi vida" está hablando de algo que sin duda repercute en su medio. Su transformación ha de ir irradiando en sus actitudes y conductas y eso servirá sin duda a quienes la rodean.
Pero es de mucho interés si se puede sostener un voluntariado semanal de la preferencia de cada quién.
Los monjes del desierto de los primeros tiempos del cristianismo, hacían cestas que daban a los pobres para su venta por ejemplo. O acudían a asistir algún enfermo. Cualquier actividad, por mínima que sea, que nos obligue comprometiendo el cuerpo y la conducta a servir a los demás, es un buen "cinturón" que nos mantendrá ajustados a la vida de los hermanos que nos rodean y que están a lo mejor alejados de la vida contemplativa.

Además, es bueno "poner a prueba" el silencio adquirido. Porque no se ha probado lo que no se ha sacado al medio. Una nueva medicina puede ser muy buena en el laboratorio, pero recién se aprueba cuando se la experimentó en las personas. Del mismo modo, la tranquilidad lograda en la celda, en nuestra soledad, debe mantenerse cuando nos rodea el tumulto y la agitación. Sino es una paz todavía dependiente de la circunstancia. Lo que nos debe impulsar a profundizar aún más la oración.

Ahora, quién no tiene este problema de conciencia, a quién esta pregunta no se le ha suscitado, que no se preocupe, porque quizás no es el momento adecuado para iniciar un apostolado externo. Cada alma es particularísima. A lo mejor, alguien se está iniciando en la oración y encontrando en ella paz y quietud nuevas. Forzarse a un voluntariado quizás lo saque de centro dificultándose luego el regreso. La oración es en si misma un apostolado. Del mismo modo que una actividad apostólica activa, es oración. Aquí lo importante es la voz de espíritu que nos impulsa y nos llama a una u otra actividad. Como el caso de esta hermana, que quizás deba hacer algún voluntariado y ver si de ese modo acrecienta la paz de su corazón.

La actividad con enfermos graves, moribundos no es nada fácil y tampoco todos están llamados a ella. Simplemente hago mención, a que es uno de los apostolados activos más compatibles con la contemplación y con la oración de Jesús. Esto por varias razones. Por ejemplo: Los enfermos necesitan que los acompañe alguien que sepa escuchar, o que permanezca en silencio, alguien que sepa orar con profundidad interior. ¿No quisiéramos nosotros que en nuestro lecho de muerte, alguien que repita el Nombre de Jesucristo en su corazón, estuviera a nuestro lado? ¿Aunque solo nos tome de la mano?

La presencia de la muerte inminente es un acicate excelente para la oración profunda en el corazón. Uno se sitúa ante las cosas desde otra perspectiva.
Esteban de Emaús

Lucas 24, 28-32

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Sobre los cambios en nosotros al practicar este tipo de oración




5-Estimado amigo, te saludo invocando el Santo Nombre.

Lo que me preguntas es amplio, porque muchos son los cambios a través de los años durante una práctica sostenida. Sin embargo, te cuento algunos que destacan:

-Una paulatina disminución de las necesidades.

Lo que se consideraba imprescindible deja de serlo. Uno encuentra mucha independencia de aquellas cosas que a otros preocupan mucho. Se nota mucho en lo material. Uno se contenta con menos naturalmente. Es que al estar en un buen estado espiritual debido a la tranquilidad que brinda la oración, no se busca el gozo derivado de los objetos, que aunque fugaz, en general es el único que se conoce.

-Un aumento general de la atención y la claridad perceptual que de ellos deriva.

Uno puede escuchar a los demás con mucha mayor atención por ejemplo. Esto debido a que no se está tan ensimismado en el "yo". Este "yo" suma de deseos e insatisfacciones e inquietudes varias hace de velo que oculta lo real.

A veces se ha hablado de la Kardiognosia mencionando el conocimiento que los antiguos staretz tenían de los que acudían a conversar con ellos. No sé cómo será eso. Lo que sí se es que al atender al otro con toda disposición uno percibe cosas evidentes que antes no percibía por la distracción en que se encontraba.

Esta claridad de los sentidos, que parecen "limpiados" por la oración es muy gozosa al percibir la naturaleza por ejemplo. Y uno llega a tener experiencia personal de lo que decía un famoso escritor cartujo: "El contemplativo se extasía ante lo que los demás pasan con indiferencia". Eso lo expresa muy bien.

En los primeros tiempos de oración intensa una de las sorpresas que tuve fue la percepción de las nubes en el cielo. Yo no podía creer que semejante belleza hubiera estado ante mí tantos años y yo apenas la percibiera. Eran unas nubes novedosas, increíblemente plásticas y deslumbrante maravilla. Empecé a sentarme fuera de la celda para ver ese paisaje de cambio continuo.

Este punto resulta de mucho provecho, porque la existencia de Dios, en cierto modo se hace tan evidente para uno debido al "espectáculo" natural, que vivir junto a Él no resulta una entelequia sino una evidencia. Uno se encuentra en un mundo de maravilla, la bondad de Dios se hace muy elocuente y se agudiza la capacidad de ver a lo que suele llamarse doloroso como el proceso necesario de la conversión.

"Una clara distinción de lo esencial con respecto a lo accesorio"

Uno tiene clara conciencia de lo que es importante en la vida de lo que no lo es. Se simplifica mucho todo. Dos, tres cosas de relieve y con sentido, no más hay en la vida. Lo demás resulta mampostería intercambiable al modo de los teatros ambulantes. Esto permite concentrar las propias fuerzas en aquello que vale la pena y ahorra tiempo y energía para la contemplación.

Espero haber respondido en parte tu inquietud.
Te mando un abrazo, invocando a Jesucristo, fuente de paz verdadera.

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Sobre el silencio profundo

6-Te saludo invocando el Santo Nombre.
Me alegro mucho de tu práctica y de lo que me cuentas. Ese paso de la repetición de sonidos a la oración sentida hacia la persona de Jesús, es un don inestimable.

Me dices: Me siento dos veces por día en silencio, y en ese momento ya es otra cosa, pues comienzo con la plegaria pero me invade la respiración, y termino quedando en silencio. Cuando me distraigo vuelvo a la plegaria.

Yo te digo: Está muy bien así, como lo haces. La oración es un medio hacia el silencio. Uno ya no llama al que se ha hecho presente, sería hacer ruido en la casa del Señor. ¿En ese silencio que describes, sientes su Presencia callada y amorosa? Entonces no debes aplicarle nada a ese silencio. Y cuando te distraes vuelves a la plegaria como si se tratara de una escalera ascencional o de un llamar a la puerta del silencio nuevamente. Sigue así.

La respiración consciente es oración, pero te digo más: Estar consciente es oración. Pero claro habría que tomarnos el tiempo en alguna carta en abundar a que nos referimos con consciencia. Sin embargo en síntesis puedo decirte que estar consciente y estar en la Presencia son lo mismo. Estar consciente de si mismo en lo que tradicionalmente se ha llamado "conciencia de si" no es distinto a la vivencia de la Sagrada Presencia, porque uno se da cuenta que está sostenido en Dios en todo momento. Uno percibe a Dios como el tejido en el cual todo se enlaza de modo perfecto. Se produce la coincidencia de los opuestos.

Fíjate solamente que ese silencio no sea un sopor que haciéndose pesado lleve al sueño de continuo. Eso no está mal pero no es el silencio al que puede acceder quien profundiza la práctica.
El silencio al que nos referimos es mas bien una plena atención despierta y pacífica con el cuerpo en total relajación y "como dormido", esto es, sin molestias y en vibración tenue y cálida.
El cuerpo se relaja sin esfuerzo como resultado del nivel en el que la conciencia atencional se está moviendo. Tu sabes: Lo dijo el monje Nicéforo: "En la atención yace el poder de resistir todo lo que pueda venir".

Te mando un saludo fraterno invocando a Jesucristo, fuente de paz verdadera.

Esteban de Emaús

Lc. 24, 28-32

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Si pierdo la oración


7-Me sucede con cierta frecuencia que pierdo la intensidad y la frecuencia en la práctica de la oración de Jesús. ¿Qué puedo hacer?

Puede hacerse algo interior y algo exterior.

En lo interno, conviene preguntarse… ¿en dónde estoy poniendo la fe en lugar de ponerla en Dios? Porque ocurre que suele coincidir la pérdida de la intensidad y frecuencia en la oración, con un deslizarse nuestras expectativas hacia lo de afuera, hacia lo externo, depositando en alguna cosa, persona o situación la fe.

Es una especie de creencia o de afirmación mental que sostiene que nuestro bienestar y felicidad vendrán, si aquello o esto, ocurre en nuestra vida. No es nada extraño, es lo que acontece con la sociedad en su conjunto. Un estar buscando en la vida de los sentidos físicos lo que falta en los sentidos espirituales.

Es una reflexión que conviene hacer un momento. Es preciso recordarse que la solución a las carencias surge por una apertura de los sentidos espirituales a la percepción de la divina presencia y no por una creciente satisfacción de los apetitos.

La palabra “recordar” que significa vuelta al corazón a la vez que volver a unir es muy significante. Todos tenemos experiencias de un estado de particular unión con aquello que anhelamos en lo profundo. Recordarlas para volvernos a fundar cuando estamos “salidos de nosotros mismos” es importante. Cimentarnos allí.

En cuanto a lo exterior, si se ha perdido un poco el hábito de la práctica o si cuesta retomarlo, sugiero empezar caminando. Darse una larga caminata, un paseo bueno y tranquilo repitiendo la oración mientras se respira distendido, a fin de reconectar con el sentido y el gusto por la oración de Jesús.

Eso suele bastar si previamente se ha reflexionado en el sentido indicado.

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